Parados, observando todo lo que se les fue
con la lluvia sobre los árboles,
esquivan las filosas gotas
de la sangre de la luna, fría.
Se les ha negado el sueño,
como si les bastara para escapar,
como si lo desearan.
Se les ha negado perseguir la noche.
Y el viento se ha negado a empujarlos.
Se quedaron en el desierto,
suplicando por las gotas que esquivaron,
con los ojos y las manos cerradas.
*Este, más que un fantasma, es una especie de poltergeist nacido de un cadáver de los irresponsables de este blog