26/10/08

cierta tendencia del cine de terror

¿Sacaste a la abuela? No, la metí. La pobrecilla se estaba mojando, se había quedado dormida en su silla azul, mientras tomaba el sol, claro que desacostumbrada al clima de Quito no se esperaba la lluvia. De hecho cuando despertó se quejo, que como puede ser posible, que ya nadie respeta el descanso, ni siquiera el cielo. Yo intente persuadirla explicándole que esa es una de las virtudes de la ciudad, la constante variación del clima, obviamente no quiso entender. ¿Y?. Y nada, me dijo que quería regresar a su amada Vilcabamba, que estaba arta del frio, que no le gustaba la ciudad, que extrañaba las estrellas, el silencio, sus perros, los arboles, la soledad. ¿Ytu?. Yo también me quede dormido solo que frente al televisor, pero estaba un poco raro, me quede pensando en mi sueño. ¿Qué sueño?. Mataba a la abuela, estaba sentada en su silla azul, solo que con sus perros, sus arboles, y su silencio. Y yo irrumpía abusivamente en ese silencio, con un cuchillo, disfrazado de mujer, creyéndome esa mujer, me acercaba lentamente, y cuando estaba cerca, la abuela ya no era la abuela, y ya no estaba sentada, estaba parada y desnuda, bañándose, acariciándose su pelo rubio, cuando abrí la cortina, yo ya no era un hombre que se creía mujer, ahora era un loco con un hacha, y la abuela era otra mujer ahora con el pelo negro, corría con su hijo rubio por la mitad de la nieve, huyendo de mi, entraban en una especie de laberinto, yo me acercaba con mi hacha y con mi cara de loco para matarla a ella y a su hijo. Cuando entre en el laberinto, la abuela volvia a ser la abuela y estaba sentada en nuestro jardín con su silla, ahí me desperté, vi la ventana, estaba lloviendo, y Sali corriendo a meterla a la casa.